domingo, 4 de marzo de 2012

Los caminos de Washington



Washington. Sus pasillos. Ahí he estado los últimos 2 años y medio de mi vida. Venir aquí significó dejar atrás 15 años de carrera periodística. Pero también significó más y mejor tiempo con mi familia. Y conocer la política desde la entraña misma de uno de los poderes más abrumadores del mundo, el de la capital federal. El Capitolio, en la foto de arriba, es el corazón mismo de ese poder; por su pasillos se mueven las tendencias, intereses, lobbies y sensibilidades políticas que dan vida a un gigante que, como en el cuento de Jack, empieza a vivir sus días menos felices. Abajo, con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en uno de los primeros actos oficiales a los que asistí como diplomático salvadoreño. Así es, estar aquí en los días de Obama también ha sido interesante, por lo que la 44a. presidencia ha significada para el status quo de esta sociedad.
Desde aquí, una bitácora delineada por lo que aquí oigo respecto a nuestra zona del mundo, al istmo, carcomido estos días por la corrupción, el narcotráfico y, en general, por una clase política mediocre. En este lugar, y por este camino, he logrado descubrir, no obstante, que la esperanza puede cifrarse en la nueva generación, no en la que pretende maquillarse de modernidad para esconder los esquemas conservadores de siempre, sino en la que empieza a ver el mundo más allá de los paradigmas que nos dejó la guerra fría.

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