martes, 28 de mayo de 2013

Más amigos de Chepe Luna en Washington

 InSightCrime publicó el 28 de mayo esta nota sobre un policía cuestionado por nexos con el narcotraficante que, por decisión del ex director de la PNC, general Francisco Salinas -ese día juramentado como nuevo director del Organismo de Inteligencia de El Salvador-, vendrá como agregado policial a Washington.


Sub-comisionado Luis Ernesto Núñez Cárcamo




La protección policial permitió al narcotraficante José Natividad Luna Pereira escapar de El Salvador e instalarse en Honduras, país del que también tiene una partida de nacimiento. En la foto una de las residenciales que Chepe Luna frecuenta en Tegucigalpa según la inteligencia hondureña.



La embajada de El Salvador en Washington está a punto de convertirse, por segunda vez, en hogar temporal de un oficial de policía vinculado a José Natividad Luna Pereira, alias Chepe Luna, un esquivo traficante de drogas, según confirmaron dos ex ministros y un jefe de investigadores en San Salvador.

La Cancillería salvadoreña recibió el 30 de abril el oficio en que la Policía Nacional Civil le informa que el subcomisionado Luis Ernesto Núñez Cárcamo ha sido designado agregado policial en la embajada de El Salvador en Washington, DC. Núñez Cárcamo ganará 7,000 dólares al mes; más que el embajador. Fuentes de Relaciones Exteriores confirman que el trámite está por pasar al Ministerio de Hacienda, al que toca aprobar plaza y salario; de ahí, el pasaporte del oficial irá a la embajada de Estados Unidos en Santa Elena para el visado diplomático respectivo.


Detalle del instructivo de la PNC firmado por el ex director Francisco Salinas y del salario establecido para el agregado policial en Washington y para su staff.


En 2009, la Inspectoría General de la PNC le abrió a Núñez un expediente por “vínculos con el conocido narcotraficante conocido como Chepe Luna”. Luna burló a las autoridades salvadoreñas al menos cuatro veces gracias, entre otras cosas, a que policías de alto rango le filtraron información sobre operativos que fuerzas de tarea asesoradas por Estados Unidos montaron entre 2005 y 2006 para capturarlo.

Núñez es el segundo oficial con supuestos vínculos a Chepe Luna que ocuparía un puesto importante en Washington. En 2006, el comisionado Ricardo Menesses, hasta poco antes director general de la Policía Nacional Civil, fue designado como agregado policial en la embajada ante la Casa Blanca luego de un retiro silencioso ordenado por el mismo presidente, según la versión de un ex miembro del gabinete de Saca involucrado directamente con las investigaciones contra Luna.

“Cuando todos los operativos para capturarlo (a Luna) fallaron, fui a ver al presidente y le dije: 'hemos quedado avergonzados como país'. A los pocos días, el presidente me dijo que iba a quitar a Menesses”, dijo el ex miembro del gabinete quien prefirió el anonimato para hablar con libertad.
Cómo estos dos oficiales fueron asignados a la sede diplomática más importante de El Salvador después de estar vinculados con un investigado por narcotráfico en tres países centroamericanos revela hasta que punto han penetrado grupos criminales a esta entidad.

Núñez Cárcamo es un oficial con un amplio expediente disciplinario interno en la Policía e incluso ha sido señalado por testigos en el Tribunal de Ética Gubernamental de El Salvador en un caso de robo de café.

Folio 3 del expediente 66-TEG-2007 del Tribunal de Ética Gubernamental, fechado el 25 de mayo de 2009, en el que un agente relaciona a Núñez Cárcamo con una orden para no intervenir en una denuncia por robo de café.


Entre 2004 y 2006, la Dirección General de Aduanas, una de las instituciones salvadoreñas que primero siguió la pista de Chepe Luna, perfiló a Núñez Cárcamo como uno de los colaboradores del narcotraficante cuando este se dedicaba al contrabando y al tráfico de personas. “Tuvimos que maniobrar fuerte desde Hacienda -el ministerio al que está adscrita Aduanas- para que lo quitaran de Finanzas”, una de las divisiones de la PNC más infiltradas por el narcotráfico, asegura un investigador que trabajó entre 2004 y 2009 la investigación de Luna y la banda de narcotraficantes Los Perrones.

A finales de 2004, la recién inaugurada administración del presidente Antonio Saca tomó la sugerencia de la embajada de los Estados Unidos de crear una fuerza especial de tarea desde los ministerios de seguridad y hacienda para combatir el contrabando y el tráfico de personas y droga en el oriente del país, donde empezaba a tomar fuerza un grupo de empresarios que habían vestido con negocios legítimos fortunas provenientes del contrabando y que a finales de los 90 empezaron a mover cocaína de Costa Rica hasta Guatemala, e incluso hasta algunos puntos de la costa este estadounidense.

El primer y más importante objetivo del grupo, asesorado permanentemente por la DEA y el FBI, fue Luna Pereira, a quien Estados Unidos seguía de cerca por una orden internacional de captura que una corte en Nueva York había emitido por tráfico de drogas y porque la inteligencia nicaraguense lo perfilaba como uno de los principales traficantes de indocumentados de Centroamérica hacia el norte.

Uno de los ex ministros salvadoreños que lideró la fuerza de tarea y un jefe de investigaciones salvadoreño que trabajó de cerca el caso de Luna coinciden en que los operativos contra el narcotraficante fallaron porque, desde “los más altos niveles de la Policía”, le filtraron información sobre los planes para capturarlo.

El investigador que trabajó en ese grupo de tarea explica que perfilaron a Núñez como uno de los hombres más cercanos a Chepe Luna, “alguien que hasta se subía a los carros con él”.
Antes de eso, Romeo Melara Granillo, inspector general de la Policía desde 1999 hasta 2009, había abierto expedientes al subcomisionado por faltas menores. “Le abrían un expediente tras otro, pero siempre lo protegían”, explica un investigador del Centro de Inteligencia Policial.

En 2007, en un caso diferente, dos agentes declararon ante el Tribunal de Ética Gubernamental -una institución autónoma del Gobierno de El Salvador encargada por ley de recibir denuncias de ciudadanos contra funcionarios públicos- que Núñez Cárcamo les había confirmado una orden de no recuperar sacos de café que dos hacendadas habían denunciado como robado. Según las denunciantes, otro hacendado de una zona cafetera del occidente salvadoreño, de cuya regional policial Núñez era entonces jefe, era responsable del robo y tenía buenas relaciones con la Policía. Así consta en el expediente 66-TEG-2007, fechado el 25 de mayo de 2009. En 2010, por este y otros casos similares, el Consejo Salvadoreño del Café se quejó ante el Ministerio de Hacienda de que Núñez Cárcamo era “inoperante”.

Fue hasta el 27 de octubre de 2009 que la inspectora Zaira Navas, nombrada por la administración Funes, abrió un expediente formal contra Núñez Cárcamo por “vínculos con el narcotraficante José Natividad Luna Pereira”, según se lee en el informe ejecutivo de la inspectoría para 2010. Testigos citados en ese proceso especificaron que Núñez Cárcamo destruyó documentos que implicaban a Chepe Luna con varios delitos.

Cuando ex director de la PNC de El Salvador, el general Francisco Salinas -destituido el 17 de mayo por una resolución de la Corte Suprema que declaró ilegal al nombre de la Policía por su rango militar-, tomó posesión en 2012, nombró a un ex juez, Carlos Linares Ascencio, como inspector general el 16 de julio de ese año tras la renuncia de Navas. El primer y único acto público de Linares al frente de la inspectoría ha sido descartar, sin ninguna explicación legal, los 20 expedientes que Navas abrió en contra de altos oficiales de la Policía por delitos y faltas que iban desde connivencia con el narcotráfico hasta tortura. El presidente Funes, que en los primeros dos años de su mandato defendió a la ex inspectora en foros internacionales y ante sus opositores políticos internos, ha guardado silencio.

La administración de Salinas, además de borrar el expediente de Núñez, favoreció al subcomisionado con un viaje a Bogotá a un taller de Expodefensa según consta en el cuadro de misiones oficiales de la Policía para 2012, y le otorgó responsabilidad sobre el manejo de un fondo circulante de 75,000 dólares.
 
Como agregado policial en Washington, Núñez Cárcamo ganará 7,000 dólares al mes según el instructivo PNC/DC/No. I-0008-02-2013 para la administración de agregadurías policiales en sedes diplomáticas en el exterior que el general Salinas firmó el uno de marzo de 2013. Según ese instructivo en la agregaduría en Washington habrá, además, otros dos oficiales, un agregado adjunto que ganará 6,000 dólares y un asistente administrativo que ganará 4,000.

Cuando tome posesión de su nuevo cargo, si lo hace, el subcomisionado Núñez Cárcamo se convertirá en el segundo allegado de Chepe Luna que se refugia en la suite 100 del 1400 de la calle 16 de la capital estadounidense, sede de la embajada, a pesar de investigaciones abiertas en su contra en dos administraciones presidenciales diferentes por sus nexos con Luna, y a pesar de que subalternos suyos lo relacionaron con una red criminal dedicada al robo de café en el occidente de El Salvador.

La Policía Nacional Civil no respondió a las solicitudes de InSight Crime de comentar sobre la historia laboral de Núñez y su nuevo cargo en Washington.



El Antecedente

Menesses nunca fue, en sentido estricto, un agregado policial en la embajada, sino un ministro consejero, un cargo designado en el escalafón diplomático salvadoreño para los mandos medios de las embajadas. Por su calidad de oficial de la PNC, sin embargo, estaba a cargo de revisar y remitir a El Salvador los listados de deportados con antecedentes criminales y pandilleros, tarea que se volvió fundamental desde 2006, cuando la administración Bush ejecutaba la política Comunidades Seguras a lo largo de Estados Unidos, lo que implicó, entre otras cosas, un importante aumento en las repatriaciones y roces entre Washington y San Salvador.

Sin embargo, sus antecedentes fueron aún más conocidos que los de Núñez Cárcamo. Un informe de la Inspectoría de la PNC, fechado el 24 de septiembre de 2010, del que Funes hizo eco ante la asamblea general de Naciones Unidas, dice: “iniciamos investigaciones por faltas graves y muy graves en contra del ex director general, a quien se le atribuyó responsabilidad por el supuesto fracaso de cuatro operativos diseñados para capturar al reconocido narcotraficante José Natividad Luna Pereira, debido a fuga de información mientras era director de la institución y vínculos con dicha persona, protección a una persona vinculada a un delito de homicidio, enriquecimiento ilícito, entre otras”.

Hace dos semanas, en San Salvador, uno de los investigadores de la fuerza especial que persiguió a Luna en 2004 confirmó el vínculo. “Cuando los operativos fallaron los equipos de inteligencia que vigilaban a Luna en el terreno nos mostraron fotos de Menesses en la finca que Chepe tenía en Barrancones -en el Golfo de Fonseca, zona de trasiego de cocaína- en esos días”. Esos equipos de vigilancia era del Grupo Especial Anti Narcotráfico, el GEAN, una unidad validada por la DEA.
“El caso de Menesses fue luego demasiado evidente. Empezó a comprar caballos. Pagó cash una casa de más de 100,000 dólares.”, dice el jefe de investigadores.

Menesses dejó la Policía en 2011 acusado de abandono de trabajo luego que la Cancillería lo despojara de su inmunidad diplomática cuando la inspectora Navas hizo públicas las acusaciones por los supuestos vínculos con Chepe Luna y luego que un periódico publicara una foto de Menesses, otrora vocero de la antipandillera Mano Dura, con Carlos Barahona, alias Chino tres colas, líder de la pandilla Barrio 18.

La salida de Menesses, el primer oficial de carrera nombrado director general de la Policía por el presidente Francisco Flores en junio de 2003, ocurrió en silencio en diciembre de 2005. Sin escándalos. Saca había llegado a la presidencia blandiendo, entre otras, la bandera de la transparencia; la salida de su director de Policía por vínculos con uno de los narcotraficantes más buscados por Estados Unidos en El Salvador era un ruido a evitar. La administración ofreció al comisionado inmunidad diplomática, una plaza de $4,700 mensuales y un sobresueldo no especificado.

Una Vieja Amistad

A diferencia de Menesses, Núñez Cárcamo vendrá a Washington como un agregado policial en regla: su puesto depende de la Policía y está regido por el instructivo firmado por Salinas. Por su escritorio seguirán pasando las listas de deportados, pero también Denuncia Express, un programa de denuncia transnacional de extorsiones inaugurado en 2010 por la administración Funes.

En realidad, estos dos oficiales de la Policía salvadoreña comparten muchas cosas. Ambos se dieron de baja del ejército el 12 de mayo de 1994 para ingresar in extremis a la recién creada Policía Nacional Civil por medio del acuerdo ejecutivo 221. Ambos fueron jefes de la cuestionada División de Finanzas, la primera a la que los contrabandistas de oriente que luego se convertirían en Los Perrones infiltraron.

Un investigador fiscal que aún trabaja en el Ejecutivo y quien fue uno de los líderes en las investigaciones contra Los Perrones, resume la relación entre Menesses, Núñez Cárcamo y otros oficiales: “En 2004, cuando Menesses era director, Hernández Aguilar -actual jefe del Centro de Inteligencia Policial- era jefe de Finanzas, desde Hacienda hubo presión para quitarlo, porque estaban favoreciendo a Chepe Luna y a Los Perrones; Menesses puso a Núñez y todo siguió igual, la mafia siguió...”. Uno de esos oficiales pasó por Washington. Otro está a punto de venir.

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