martes, 12 de noviembre de 2013

Colección Jesuitas: Memos desclasificados de EUA




Documentos desclasificados revelan:

- Un día después de la masacre, la embajada de EUA se inclinaba a creer en la autoría de "extremistas de derecha". La administración Cristiani y Washington mantuvieron abierta la posibilidad de la autoría del FMLN hasta entrado diciembre de 1989.

- El 19 de noviembre de 1989, tres días después de la masacre, la embajada estadounidense en San Salvador informó a Washington de una reunión entre personas de extrema derecha el 15 de noviembre que "pudo haber desencadenado sucesos que terminaron en los asesinatos".

- El 19 de noviembre la embajada advirtió a Cristiani que la falta de una respuesta rápida de su Gobierno contra los culpables podría provocar el cese absoluto de la ayuda militar. 



El próximo sábado se cumplen 24 años desde que un comando del batallón Atlacatl al mando del teniente José Ricardo Espinoza entró al campus de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" en Antiguo Cuscatlán con órdenes de la cúpula militar salvadoreña, transmitidas a través del coronel Guillermo Benavides, de asesinar al padre Ignacio Ellacuría y de no dejar testigos. El operativo, realizado la madrugada del 16 de noviembre de 1989, se saldó con los asesinatos de Ellacuría y de sus compañeros jesuitas Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López, Joaquín López y López y Juan Ramón Moreno, y de Elba Ramos y su hija Celina, empleadas de los sacerdotes.

La investigadora Teresa Whitfield narra así parte de los asesinatos en su libro "Pagando el precio. Ignacio Ellacuría y el asesinato de los jesuitas en El Salvador", la crónica histórica más completa de la masacre y de la vida del rector de origen vasco de la UCA:


"Los tenientes Espinoza y Mendoza se quedaron cerca de las gradas, a unos metros de donde los hombres tenían a los sacerdotes en el suelo. Espinoza llamó a Ávalos y le preguntó: '¿A qué horas vas a proceder?' Ávalos entendió esto como ua orden para eliminar a los cinco hombres. Volvió donde Amaya estaba vigilando delante de los tres primeros, quienes estaban tirados en línea recta. Inclinándose hacia él, le susurró en el oído: 'Procedamos'"...

"...Abajo, en el Centro Monseñor Romero, los soldados también oyeron las balas. Rompieron la puerta de vidrio, entraron al edificio y empezaron a quemar computadoras, libros y documentos. En una habitación encontaron un retrato grande de Monseñor Romero. Apuntaron a su corazón."

En 1992, el juez 4to. de paz de San Salvador condenó al coronel Benavides y al teniente Yussy Mendoza por los crímenes; el teniente Espinoza y sus hombres quedaron en libertad. Poco después Benavides y Mendoza también quedarían libres gracias a la Ley de Amnistía, que hasta la fecha ha servido de argumento jurídico a sucesivas Cortes Supremas de Justicia salvadoreñas para mantener la masacre en la impunidad a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la declaró improcedente en este caso.

En los próximos días publicaré, en este blog, algunos de los documentos desclasificados por los Estados Unidos en 1993 y recogidos en el Archivo de Seguridad Nacional de la George Washington University y narraré algunos de los episodios ocurridos en torno al caso en San Salvador, Boston y Madrid en los últimos años.

2 comentarios:

  1. sólo una pequena acotación jurídica, el caso de los jesuitas no ha sido conocido por la Corte IDH, sino por la Comisión Interamericana de Derechos Huamanos por medio de un informe de fondo. La Corte carece de competencia ratione temporis sobre este caso. Saludos. Belissa

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