Dos días antes de la Nochebuena de 2012, pandilleros y agentes de la inteligencia estatal se reunieron con los hermanos Flores Escobar, sobrinos del encarcelado capo de Los Perrones, Reynerio Flores Lazo, y herederos del negocio del tráfico de cocaína en el oriente salvadoreño. Era una reunión de emergencia, a la que también llegaron socios desde Honduras, para tratar el reciente decomiso que la Policía salvadoreña había hecho en la frontera de El Amatillo de 193 kilos de cocaína que la banda oriental movía desde Costa Rica. Este relato está basado en el testimonio de dos personas que estuvieron en la reunión del Florencia.
A eso de
las nueve de la noche del 22 de diciembre, TLS (indicativo de una de las personas
presentes en la reunión) llamó a su contacto: estaba en el Hotel Florencia, a
la entrada de San Miguel, en una reunión con “mara gruesa”, gente de Reynerio Flores Lazo, el narcotraficante líder de la banda Los Perrones que el 16 de
enero de 2012 fue condenado a 80 años de cárcel, y miembros de algunas clicas de
la MS con quienes los herederos de Neyo llevan ya un tiempo haciendo
negocio. Unos minutos después, Perla
(otro de los presentes en el encuentro), empezó a mandar fotos de algunos de
los carros que llegaron al Florencia aquella noche: todoterrenos de reciente
factura, algunos con placas hondureñas, algunos, según esa fuente, asignados a
miembros de la inteligencia estatal de El Salvador.
En un chat
telefónico, Perla escribió: “Hay cumbre navideña de Perrones ahorita. Están los
Flores y adidas (alias de un miembro de la inteligencia estatal), arreglando el
negocio con las clicas. Y están los que pasaron de perritos a perrones”. Estos últimos, según Perla, son los dos
sobrinos de Reynerio que hoy controlan buena parte del traslado de la droga
desde Costa Rica y, además, administran la relación de estos nuevos Perrones
con miembros de las clicas Teclas Locos Salvatruchos y los Hollywood: “Todos
ellos se vieron afectados por el decomiso de El Amatillo, y los Perrones han
arreglado con los sobrinos de Neyo, Antonio Alexander y William, que son los
responsables del traslado de la droga hacia Guatemala, pero ellos –los sobrinos–
también tienen responsabilidad de venderles una parte a ciertos palabreros de
algunas clicas y programas de la MS”, dice, por su parte, TLS.
En este blog publique, en septiembre del año pasado, un reporte sobre la reestructuraciónde la banda Los Perrones. Para 2011, cuerpos de inteligencia anti narcotráfico en El Salvador daban cuenta de que Los Perrones estaban moviendo importantes cantidades de cocaína desde la frontera de Peñas Blancas, entre Costa Rica y Nicaragua, que algunos herederos de los Flores Lazo, Juan Colorado y Chepe Luna habían retomado la infiltración estatal en Honduras y El Salvador, y que socios junior de la banda habían renovado, desde 2010, la operación de compra de bienes raíces en costas salvadoreñas y hondureñas.
En este blog publique, en septiembre del año pasado, un reporte sobre la reestructuraciónde la banda Los Perrones. Para 2011, cuerpos de inteligencia anti narcotráfico en El Salvador daban cuenta de que Los Perrones estaban moviendo importantes cantidades de cocaína desde la frontera de Peñas Blancas, entre Costa Rica y Nicaragua, que algunos herederos de los Flores Lazo, Juan Colorado y Chepe Luna habían retomado la infiltración estatal en Honduras y El Salvador, y que socios junior de la banda habían renovado, desde 2010, la operación de compra de bienes raíces en costas salvadoreñas y hondureñas.
Poco después
de ese reporte, consultado por un reportero en San Salvador, el director de la
Policía, el general Francisco Ramon Salinas, confirmó, sin dar muchos detalles,
que sus agentes investigaban la reestructuración de Los Perrones. La banda
vivio su época de oro entre 2004 y 2007 cuando, amparada en la protección oficial
que entonces le ofrecieron algunos mandos antinarcóticos de la PNC, consolidó la transformación de un grupo desorganizado de contrabandistas de lácteos a una
poderosa federación de narcotransportistas. A finales de 2008, tras fuertes
presiones de la DEA de Estados Unidos y de disputas internas entre Colorado y
Reynerio, la Fiscalía salvadoreña inició una serie de operaciones que acabaron
con los principales líderes en la cárcel o prófugos en Honduras. El poder de la
banda, sin embargo, nunca se desarticuló del todo.
Entre 2010 y el año pasado, fue Héctor Armando y otra hermana de Reynerio, Reyna, quienes mantuvieron andando el negocio: retomaron las rutas y pulieron los negocios fachada, sobre el todo el de la venta de aceite vegetal en Nicaragua. Héctor Armando, sin embargo, tuvo que salir de El Salvador luego de aparecer vinculado a la muerte de Salvador Guzmán Parada, alias Truck, un ex integrante del batallón élite Atlacatl del ejército salvadoreño reconvertido en agente de inteligencia del Estado desde inicios de los 90 hasta 2009, en "freelancer" de inteligencia, y, finalmente, en informante y contratista para Los Perrones, según me confirmó uno de sus ex compañeros en el ejército que le siguió como asistente durante toda su carrera de inteligencia. Tras la salida de Héctor Armando del radar, la segunda generación, según estos relatos, ha tomado el mando.
La reunión del 22 de diciembre pasado, de acuerdo a los relatos de las dos personas que estuvieron en el hotel Florencia de San Miguel ese día, habla de una operación que funciona con fluidez y que ha ensanchado su colaboración con algunos miembros de pandillas y de la inteligencia estatal. Los reportes de Perla, esa noche, daban cuenta de una caravana de lujo, un todoterreno tras otro que entraban al Florencia, cuyos empleados habían preparado, desde la tarde, mesas cubiertas con mantelería blanca para el cónclave. Esta reunión confirmó, además de la nueva operatividad de la banda, que Los Perrones mantienen uno de sus principales activos, su capacidad de infiltrar al Estado, esta vez, según los reportes de Perla y TLS, las estructura de inteligencia que, se supone, sirve al estado salvadoreño.
Entre 2010 y el año pasado, fue Héctor Armando y otra hermana de Reynerio, Reyna, quienes mantuvieron andando el negocio: retomaron las rutas y pulieron los negocios fachada, sobre el todo el de la venta de aceite vegetal en Nicaragua. Héctor Armando, sin embargo, tuvo que salir de El Salvador luego de aparecer vinculado a la muerte de Salvador Guzmán Parada, alias Truck, un ex integrante del batallón élite Atlacatl del ejército salvadoreño reconvertido en agente de inteligencia del Estado desde inicios de los 90 hasta 2009, en "freelancer" de inteligencia, y, finalmente, en informante y contratista para Los Perrones, según me confirmó uno de sus ex compañeros en el ejército que le siguió como asistente durante toda su carrera de inteligencia. Tras la salida de Héctor Armando del radar, la segunda generación, según estos relatos, ha tomado el mando.
La reunión del 22 de diciembre pasado, de acuerdo a los relatos de las dos personas que estuvieron en el hotel Florencia de San Miguel ese día, habla de una operación que funciona con fluidez y que ha ensanchado su colaboración con algunos miembros de pandillas y de la inteligencia estatal. Los reportes de Perla, esa noche, daban cuenta de una caravana de lujo, un todoterreno tras otro que entraban al Florencia, cuyos empleados habían preparado, desde la tarde, mesas cubiertas con mantelería blanca para el cónclave. Esta reunión confirmó, además de la nueva operatividad de la banda, que Los Perrones mantienen uno de sus principales activos, su capacidad de infiltrar al Estado, esta vez, según los reportes de Perla y TLS, las estructura de inteligencia que, se supone, sirve al estado salvadoreño.
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